Chile en el ojo del huracán del cambio climático

Los desastres naturales golpean a Chile de norte a sur.

"La sequía llegó para quedarse", dijo esta semana el ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga. Y tiene toda la razón, pues los primeros tres meses del año han sido los más secos en décadas. A nivel nacional, más de la mitad de los municipios atraviesan un proceso de sequía y han sido declarados en estado de emergencia agrícola.

En la Región de Coquimbo (IV), los cultivos han declinado de 120.000ha en el 2011 a 53.000ha, mientras que en los últimos siete años la cantidad de trabajadores agrícolas ha descendido de 59.000 a 13.000. En el primer trimestre la producción de leche experimentó una baja de 8%.

Mucho más hacia el sur, en las húmedas regiones de Biobío (VIII) y Los Lagos (X), se declararon alertas rojas en medio de los incendios forestales completamente fuera de control en varios parques nacionales, como el que comenzó hace dos semanas y ha consumido 4.530ha unos 700km al sur de Santiago.

Por su parte, lluvias torrenciales han provocado caos en la desértica Región de Atacama (III), una de las zonas más áridas del planeta. La Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior dijo el viernes que nueve personas habían fallecido debido a las inundaciones y varias continuaban desaparecidas.

Codelco, el mayor productor de cobre del mundo, suspendió temporalmente sus operaciones en Atacama y en la Región de Antofagasta (II).

Las aguas lluvia hicieron crecer los secos lechos de los ríos Salado, Copiapó y Huasco, situación que habría provocado la peor inundación del norte de Chile en 80 años. La ciudad atacameña de Vallenar recibió 48mm de precipitaciones en 24 horas frente a un promedio anual de 16mm.

Antes de las indundaciones, el gobierno había anunciado un plan de inversión para construir plantas desalinizadoras en la región, como parte del proyecto del valle de Copiapó adjudicado a Acciona Agua.

En momentos en que el cambio climático se convierte en una realidad en Chile y ha hecho sentir a sus habitantes y su infraestructura la peor parte de sus efectos, una política para invertir en proyectos de mitigación es prioridad máxima para la agenda del gobierno, que contempla el compromiso de reducir las emisiones de carbono en 20% antes del 2020.