Bancos privados podrían convertirse en grandes financistas de infraestructura con nuevo enfoque

Existe gran incertidumbre en torno a las próximas elecciones presidenciales de Brasil, ya que los candidatos de derecha e izquierda están muy por delante en las encuestas, mientras que los candidatos centristas —más favorables al mercado— luchan por ganar tracción.

El candidato que resulte vencedor el 7 de octubre, o en una posible segunda vuelta el 21 del mismo mes, tendrá que lidiar con los grandes desafíos que enfrenta el país en su sector de infraestructura.

BNamericas conversó sobre este tema con Paulo Rabello de Castro, expresidente del mayor banco de desarrollo del país, BNDES, y precandidato presidencial del pequeño Partido Social Cristiano.

En la entrevista, Castro dice que los bancos del sector privado podrían desempeñar un papel más importante en el financiamiento de la infraestructura, pero tendrían que estar más dispuestos a asumir una mayor parte de los riesgos involucrados en los proyectos.

BNamericas: ¿Cuáles deberían ser las prioridades para el próximo presidente de Brasil?

Castro: La prioridad del próximo gobierno debería ser la infraestructura, así como las áreas social, de salud, seguridad pública y educación.

Hablando más específicamente sobre infraestructura, como precandidato presidencial, tengo un plan con 20 objetivos para el área de infraestructura y creo que ningún otro candidato tiene tantos objetivos para esta área.

El gobierno necesita reducir la burocracia y administrar todos los proyectos de manera más eficiente.

Dar prioridad a la infraestructura es una medida que se reflejaría rápidamente en toda la actividad económica, incluida una mayor actividad industrial y precios más bajos en productos agrícolas, y también ayuda a mejorar la comodidad general de la población.

BNamericas: Dados los desafíos fiscales que enfrenta Brasil, ¿cree que es realista esperar una expansión de las inversiones en infraestructura?

Castro: En los próximos cuatro años, Brasil necesita invertir un total de 1,2bn de reales (US$307.000mn) en infraestructura solo para recuperar el terreno perdido. Sin embargo, primero el gobierno tiene que crear el espacio fiscal [para la recuperación].

Los anuncios de inversión en infraestructura en Brasil han estado marcados por la frustración, porque solo tenemos anuncios. Cuando verificamos qué se invirtió realmente, el valor es mucho menor que el anunciado.

Gran parte del gasto gubernamental está comprometido, por lo que nunca hay suficiente dinero para invertir en infraestructura. Para solucionar esto, debemos promover cierta flexibilidad presupuestaria para permitir una mayor inversión pública. Eso es posible.

BNamericas: ¿Cuáles son los otros problemas en el área de infraestructura a la hora de atraer financiamiento?

Castro: El sector privado no se siente cómodo invirtiendo en infraestructura en Brasil porque no hay estabilidad en términos de reglas. El gobierno maltrata al inversionista de infraestructura, que asume riesgos a muy largo plazo, con amenazas de incumplimientos contractuales, cambios en los criterios y también en la supervisión de las obras terminadas.

Hay proyectos que ya se han completado y que pueden convertirse en un millonario dolor de cabeza para los inversionistas al generar pasivos.

Otro problema en Brasil es la licencia ambiental. Tenemos un proceso que se puede llamar impedimento ambiental en lugar de licenciamiento.

BNamericas: ¿Por qué la participación de las aseguradoras es tan pequeña en proyectos de infraestructura en Brasil?

Castro: Este es realmente un problema. No podemos atraer aseguradoras porque incluso para ellas los riesgos son demasiado altos.

Las compañías de seguros solo ingresan en proyectos cuando ven potencial de ganancias. En el área de infraestructura, es muy difícil medir todos los riesgos involucrados.

En la actualidad, entre las autoridades brasileñas [fiscales] existe la presunción de fraude con respecto a los empresarios y es difícil para las aseguradoras valorar dichos riesgos potenciales para la reputación.

BNamericas: Entonces, dado este escenario, ¿cuál es su perspectiva para el sector de infraestructura de Brasil?

Castro: El próximo gobierno debería comenzar con la infraestructura en el primer año, porque hay muchas obras que ya están aprobadas, pero que aún están sin terminar.

Debemos recordar que en las empresas de construcción aún existen los efectos de Lava Jato, que interrumpió los proyectos de infraestructura y dejó a cientos de miles de personas desempleadas. Creo que la investigación Lava Jato era necesaria, pero las autoridades deberían haber separado las empresas de las personas [en los casos legales].

BNamericas: ¿Cree que los bancos del sector privado eventualmente reemplazarán a los bancos estatales, principalmente BNDES, como los principales financistas de la infraestructura en Brasil?

Castro: Estoy a favor de la creciente participación de los bancos del sector privado en la infraestructura, pero BNDES siempre ha tenido un papel de liderazgo y continuará teniendo ese rol.

A los bancos privados les gusta ser intermediarios al asignar financiamiento de fondos de terceros, pero no asumen los riesgos de los proyectos. Si quieren asumir un rol clave, necesitan cambiar este enfoque.

BNamericas: En los últimos años, BNDES ha sido criticado por favorecer la provisión de financiamiento a grandes empresas, mientras presta muy poco a firmas más pequeñas. ¿Ha habido algún cambio al respecto?

Castro: Creo que todavía hay mucho por mejorar. BNDES debería continuar trabajando en términos de expansión y diversificación geográfica de su alcance. El banco también debería enfocarse más en las micro-, pequeñas y medianas empresas.

Además, BNDES debería ampliar sus alianzas con los bancos regionales de desarrollo.