Caótica campaña electoral brasileña debiera tener 2da vuelta

A menos de un mes de los comicios del 7 de octubre, la caótica campaña electoral de Brasil, que ya incluye un candidato encarcelado por corrupción y un favorito en las encuestas apuñalado en un mitin, parece encaminarse directamente a una segunda vuelta.

Jair Bolsonaro, legislador de ultraderecha que lidera las encuestas, permanece hospitalizado mientras se recupera de una cirugía tras sufrir un intento de asesinato durante un acto de campaña realizado la semana pasada.

Un sondeo de opinión publicado por Ibope la noche del martes le atribuye un 26% de intención de voto, insuficiente para imponerse en primera ronda, pues necesitaría más de 50% para eludir el balotaje programado para el 28 de octubre.

Otros cuatro candidatos compiten por el segundo lugar. Ciro Gomes, del izquierdista Partido Democrático Laborista, tiene 11%, según la consultora. Con un 8%, le sigue el exalcalde de São Paulo Fernando Haddad, quien esta semana fue confirmado como candidato del Partido de los Trabajadores (PT) en remplazo del fundador del conglomerado y exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva.

Lula era el favorito y lideraba los sondeos electorales, pero fue inhabilitado mientras cumple una condena de 12 años de cárcel por corrupción.

OTROS CANDIDATOS

Marina Silva, exministra de Medio Ambiente y militante del partido Rede, concita un 9% de apoyo, de acuerdo con la encuesta de Ibope, al igual que el exgobernador de São Paulo Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña.

Frente con encuestas recientes, Silva ha venido perdiendo terreno, mientras que Alckmin tiene dificultades para sumar más apoyo, incluso mientras el PSDB despliega una amplia campaña comunicacional en medios.

EL DESAFÍO DEL PAÍS

El próximo presidente enfrentará grandes dificultades para impulsar la economía de la nación más grande de América Latina.

Tras contraerse 3,5% en 2015 y en igual porcentaje en 2016, la economía creció en apenas 1% el año pasado y en los próximos años debiera exhibir una expansión moderada.

"La carrera presidencial de Brasil sigue muy abierta, pero la magnitud del desafío que enfrentará el vencedor implica que, incluso un presidente proclive al mercado no podrá estabilizar las finanzas públicas e impulsar el crecimiento potencial de manera significativa", advierte el equipo de economistas de Capital Economics.

"Los mercados no parecen estar incorporando este riesgo totalmente en los precios y creemos que el real tiene espacio para seguir cayendo y los rendimientos de los bonos para seguir aumentando. Esto no será un desastre para la economía, pero la recuperación probablemente sea más irregular de lo que previmos anteriormente, por lo que hemos revisado a la baja nuestras proyecciones de crecimiento", agregó en alusión al 2,5% de crecimiento proyectado para el PIB brasileño en 2019 y el 2,0% en 2020 (frente al 3,5% y el 2,2% calculado anteriormente). Para este año se prevé un 1,5%.

Los economistas en general piden reformas fiscales en Brasil, en particular la introducción de la paralizada reforma previsional, para frenar la continua expansión de la deuda y el gasto público.

"Incluso sin reformas, Brasil no enfrentaría una crisis fiscal inminente. Si bien el índice de deuda pública está en un camino insostenible, la mayor parte de la deuda está denominada en reales y en manos de la banca local. Pueden seguir financiando el déficit presupuestario por algún tiempo más", indicó Capital Economics.