Secretaría de Hacienda mexicana prevé avance económico y mejora de deuda

El Gobierno de México proyecta crecimientos del PIB de 1,3-2,3% en 2017 y 2,0-3,0% en 2018, según el informe presupuestario preliminar entregado al Congreso por el secretario de Hacienda, lo que se ubica en el extremo optimista de la mayoría de los pronósticos del sector privado, junto con citar los avances en sus esfuerzos por contener la deuda pública.

Para determinar el pronóstico, la Secretaría de Hacienda citó los avances observados en lo que va del año en producción, empleo e inversión, a pesar de los "posibles impactos de la incertidumbre respecto a las políticas del Gobierno de EE.UU. en las decisiones de consumo e inversión, señalando que dicha incertidumbre ha disminuido sustancialmente en el transcurso de los últimos dos meses".

La cartera pronostica ahora un superávit primario de 0,5%, no registrado desde 2008 y superior al objetivo inicial de 0,4% del presupuesto motivado por la austeridad. Así, el gobierno estima actualmente la deuda total del sector público en 49,5% del PIB, por debajo de 50,5% registrado a fines de 2016.

"Se estima, en caso que no existan movimientos no previstos en el marco macroeconómico, que los RFSP [requerimientos financieros del sector público] en 2017 se ubiquen en 1,4% del PIB y el SHRFSP [saldo histórico de los RFSP] en 48,0% del PIB", consigna el reporte.

Para lograr la recuperación en medio de una preocupante deuda, el gobierno instauró un programa de austeridad para este año. Asimismo, decretó la liberalización de los precios de los combustibles como parte de sus reformas energéticas, lo que hizo subir la inflación y el descontento de la población, aunque ayudó a llenar las arcas fiscales.

Las maniobras son consideradas mayormente positivas por economistas, autoridades y calificadoras para la salud económica a largo plazo de México, aunque acciones como el recorte del financiamiento público y la elevada inflación podrían atentar contra las posibilidades de que el gobierno retenga el poder en las elecciones presidenciales de 2018, mientras se acumula la presión por aumentar el gasto y captar votantes.