Aranceles mexicanos avivan tensión geopolítica y reconfiguran tensión China-EE.UU.

El Senado de México aprobó un aumento arancelario de hasta 50% para 1.463 productos importados desde 2026, en una medida dirigida a reforzar la industria local y corregir desequilibrios comerciales con China. De paso, suma una nueva cuota de incertidumbre al tensionado escenario geopolítico y comercial.

La medida proteccionista afectará sectores clave de las cadenas globales de valor, incluida la industria siderúrgica y automotriz, además de productos como acero, hierro y componentes electrónicos.

El intercambio comercial entre México y China en 2024 ascendió a US$119.520 millones, aunque la participación del país asiático representó solo 1,61% de las exportaciones mexicanas, principalmente a través de minerales de cobre.

En tanto, China fue el origen del 20,3% de las importaciones en México, lideradas por teléfonos móviles y sistemas de red inalámbrica.

Para una economía mexicana con fuerte base automotriz, el riesgo de interrupción en el acceso a componentes electrónicos, como pantallas táctiles y tableros digitales no producidos localmente, emerge como una amenaza. 

Sin embargo, una de las mayores preocupaciones proviene del sector siderúrgico. La Asociación Latinoamericana del Acero ha advertido que la región atraviesa una situación crítica por la sobreproducción y subsidios estatales al acero en China. 

Las exportaciones chinas de acero terminado y semiterminado hacia Latinoamérica han aumentado 233% en los últimos 15 años, y las de acero indirecto en más de 338% entre 2008 y 2024, con caídas significativas en México.

La decisión mexicana generó críticas desde Beijing. El embajador chino en México, Chen Daojiang, señaló a medios locales que los aranceles retrasarán proyectos económicos bilaterales. 

Analistas consideran que el movimiento podría responder a una estrategia de alineación con Estados Unidos antes de la próxima revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), aumentando la incertidumbre entre los inversionistas.

Asimismo, empresarios mexicanos cuestionan la política arancelaria por su impacto en precios y cadenas productivas, especialmente porque más de 300 productos pagarán por primera vez impuestos de entre 5% y 50%. 

Aunque la medida no solo afectará a China, sino también a Brasil, Corea del Sur, India y otros, el anuncio coincide con un periodo en que Estados Unidos ha estado presionando para que América Latina limite sus vínculos económicos con China.

En minería, aunque la producción de minerales en México está liderada principalmente por empresas de Canadá y Estados Unidos, firmas chinas participan de forma indirecta mediante compañías estatales como China Communications Construction que se especializa en infraestructura crítica de transporte para fines industriales (ferrocarriles, carreteras, puertos).

La empresa china Lingong Machinery invirtió US$5.000 millones en una planta de manufactura y un parque industrial en el estado de Nuevo León, consolidando un polo relevante para la industria mexicana. 

Todo esto porque China ha reconocido la ubicación estratégica de México y su cercanía con Estados Unidos, razón por la que también han llegado capitales chinos a áreas esenciales como energía, infraestructura y manufactura crítica.

Queda por verse si el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum logrará con esta política arancelaria reunir los ingresos fiscales adicionales que necesita para reducir su déficit. En caso contrario, puede minimizar el rol que ha cumplido China en la construcción de bases esenciales para su propia industria.