Las energías renovables y su relación con el plan para rebajar las tarifas eléctricas en Chile

La estrategia de adopción de las energías renovables ayuda a combatir el calentamiento global, pero también reduce la exposición de un país a la volatilidad cambiaria y de los precios de los combustibles fósiles, y al riesgo político asociado.

A medida que el Gobierno de Chile lidia por apaciguar las tensiones latentes vinculadas al costo de la vida, una parte esencial de su plan —reducir los precios de la electricidad— depende del papel más relevante que a futuro desempeñen la energía eólica y solar.

Nuevas centrales de energías renovables están en puesta en servicio. Hay 60, correspondientes a 2,26GW de capacidad instalada, que estaban en construcción a fines de septiembre, y hay más en proceso, mientras que el uso de los hidrocarburos va en retirada en la nación. Quince más, con un valor combinado de US$8.710mn, fueron acogidas a evaluación ambiental en septiembre.

Según la propuesta para la tarifa de la electricidad, las autoridades eliminarán un reciente alza de 9,2% introducida tras el debilitamiento del peso y el incremento asociado al costo de los combustibles importados que se requieren para las termoeléctricas. El jueves, el presidente Sebastián Piñera presentó un proyecto de ley que autoriza al gobierno a ejecutar la medida.

El mecanismo de fondo facilitaría que las generadoras acumulen efectivamente un saldo de crédito, que la prensa local estima en alrededor de US$900mn. Luego de una caída prevista de los costos de generación vinculados a nuevos contratos que deben entrar en vigencia, los precios que pagan los usuarios finales seguirán siendo los mismos, lo que permitirá que las compañías recuperen los ingresos perdidos.

El alza tarifaria fue uno de los factores que explica las protestas y la violencia que han sacudido a Chile, uno de los países más estables de América Latina.

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El ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, informó que se pondrá “en marcha un mecanismo de estabilización que permitirá adelantar la baja de tarifas que se esperaba a partir de 2021 producto del ingreso de las energías renovables, y neutralizar el efecto del dólar. 

"Con ello podremos aliviar la carga para las familias chilenas”, agregó.

Alrededor del 60% de los hogares chilenos desembolsan en promedio 23.176 pesos (US$32) al mes por electricidad, que tras el alza de 9,2% la cuenta subió a 25.308 pesos.

El peso se ha depreciado desde fines de febrero, cuando se cotizaba en torno a los 650 por dólar. El jueves, se transaba en cerca de 724 por dólar.

Jobet ya ha dicho que el giro sostenido de Chile hacia las energías renovables ayudaría a resolver el problema en el largo plazo reduciendo la exposición a las consecuencias de fluctuaciones cambiarias desfavorables.

Mientras tanto, el presidente ejecutivo de la asociación Generadoras de Chile, Claudio Seebach, dijo a la prensa que estudiarán la propuesta y esperan "poder contribuir en una solución junto a otros segmentos del sistema".

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"La tarifas no suben ahora, pero no bajarán a futuro cuando entren los contratos más baratos, a partir de 2021-2022", dijo Ana Lía Rojas, directora de la firma Chilena de asesoría energética EnerConnex. 

Rojas, economista con 20 años de experiencia en el sector energético, agregó que era demasiado prematuro determinar las consecuencias a largo plazo de las inversiones ante la medida que aplicará el gobierno.

El objetivo de Chile es que el 70% de su matriz energética esté compuesta por renovables para 2050.

En agosto, las centrales eólicas y solares representaron un respectivo 7,7% y 10,7% del total de 25,2GW en capacidad instalada. La generación hidroeléctrica fue responsable del 27% y las termoeléctricas, del 52,7%.

Por tipo de tecnología, el 19,7% correspondió a gas natural, un 21,3% a carbón y un 11,7% a derivados del petróleo.

PERSPECTIVAS Y ENFOQUE EN EL GAS NATURAL

En términos de electricidad, Chile —junto con Colombia y Perú— ha sido tradicionalmente uno de los países más caros de la región y del mundo.

"Donde los precios son altos, las pérdidas de energía y las ineficiencias técnicas son factores clave, así como el costo de la energía y el combustible importados", dijo a BNamericas Gavin Rennie, socio principal de energía y servicios públicos para el norte de Latinoamérica de la firma de servicios profesionales EY.

A nivel regional, la urbanización y un mayor crecimiento económico en algunos mercados ayudan a estimular la demanda, que se duplicaría para 2050 (a 2.822TWh frente al nivel proyectado para 2020 de 1.448TWh), según un informe de EY escrito por Rennie, quien destacó el papel de las alternativas distribuidas.

"Los costos de generación futura debieran ser competitivos, especialmente a medida que todas las economías de la región apunten a diversificarse más allá de la energía hidroeléctrica y centrarse más en renovables no hidroeléctricas, donde la economía continúa mejorando", dijo Rennie.

“Nuestra investigación demuestra que en los próximos 10 años la competitividad de la energía solar distribuida y el almacenamiento mejorará notablemente y esperamos que cada vez más clientes utilicen una alternativa distribuida, ya que será más atractiva desde el punto de vista ambiental y económico. Sin embargo, inicialmente esto favorecerá a clientes más acaudalados que tienen un mayor consumo", advirtió.

Entre los desafíos que enfrenta América Latina se encuentra la construcción del tipo correcto de infraestructura de transmisión, una mayor flexibilidad y la implementación de un marco regulatorio moderno, pasos que Chile está tomando.

Los costos de la red de transmisión y distribución "influirán sobre los precios minoristas y donde la innovación sea más necesaria, ya que la administración de una red con crecientes recursos distribuidos —incluidos los vehículos eléctricos— genera más demanda de inversión", comentó el experto.

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Agregó que un mayor enfoque en recursos de gas natural de la región podría dar frutos.

"También nos gustaría que la región aproveche sus recursos nacionales de gas de manera más convincente, porque es una gran oportunidad para diversificar aún más la matriz y aprovechar el gas más barato en lugar de depender de las importaciones y el riesgo cambiario", dijo Rennie. "Hay importantes recursos gasíferos en la región que serían mejores ambientalmente y más baratos que muchas fuentes actuales".