Los problemas económicos que Lula debe abordar antes de asumir la presidencia

Designar al ministro de Economía y negociar una mayor relajación del límite de gastos son dos tareas urgentes que el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, deberá abordar antes de asumir el cargo el 1 de enero.

La toma de estas decisiones será una señal de la senda que tomará su administración y que dará forma a las opiniones de los inversionistas.

Hasta ahora, el candidato más fuerte para asumir la cartera de Economía es Fernando Haddad, hombre de confianza de Lula y que compitió contra el presidente Jair Bolsonaro en la campaña de 2017.

“En particular, no creo que el perfil de Haddad sea el adecuado para el momento actual. Sería más interesante tener un candidato técnico para el Ministerio de Economía para que genere más tranquilidad a los inversionistas y dé una señal más clara de la responsabilidad fiscal de la nueva administración", dijo a BNamericas el analista político André Pereira César, de Hold Consultoria.

En cuanto al tope de gastos, la medida se implementó para restringir los gastos del gobierno por encima del nivel de inflación del año anterior. Sin embargo, las reglas se flexibilizaron durante la pandemia para financiar programas sociales y rebajas de impuestos y apoyar a los estados y a la industria aérea, entre otros fines.

Lula quiere obtener la aprobación del Congreso para excluir del tope unos 175.000 millones de reales (US$32.400 millones) anuales. Habrá que ver si logra el objetivo solo para el año que viene o si será una exclusión definitiva.

“Hay una serie de dudas sobre este proyecto de reforma constitucional, tanto en relación con el monto a sacar del tope del gasto reglamentado como respecto del período de vigencia. Estos detalles son importantes, ya que serán considerados como las directrices que este gobierno quiere seguir en el ámbito fiscal", agregó César.

"Esta situación actual es única en la historia de Brasil”, indicó el analista. “No recuerdo un gobierno electo que se haya visto obligado a tener que debatir un tema fiscal tan sensible incluso antes de asumir el cargo".

Desde su victoria en octubre, Lula ha dado señales contradictorias, abogando por el control del gasto público, pero también por más apoyo económico.