La Araucanía necesita desarrollo para acabar con la pobreza y los conflictos

La semana pasada, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, anuncio el Plan Impulso Araucanía, un programa de desarrollo e integración orientado a fomentar la economía de la sureña Región de la Araucanía, que actualmente es la que posee el mayor índice de pobreza por ingresos del país, según la última medición local Casen del Ministerio de Desarrollo Social.

Entre otros aspectos, que incluyen medidas de reconocimiento a los pueblos indígenas, el plan contempla inversiones por US$8.000mn que se usarán en proyectos viales, de agua potable, energías renovables, agricultura y turismo.

En ese sentido, BNamericas conversó con el titular de la Corporación para el Desarrollo Productivo de La Araucanía (Corparaucanía), Daniel Schmidt, acerca de los puntos clave del plan económico del programa y cómo este podría incidir tanto en el desarrollo económico de la región como en una eventual solución al conflicto mapuche que actualmente afecta la zona.

BNamericas: ¿Cuáles cree que son los aciertos del Plan Impulso Araucanía?

Schmidt: Este plan es una buena carta de navegación que tendrá que ir adaptándose a los distintos requerimientos que se irán presentando a medida que vaya avanzando. Uno de los principales aciertos del plan es que recoge en gran medida los diagnósticos previos que se habían hecho en la región. Por tanto no es un plan impuesto, sino que reconoce la realidad que la misma región ha dado a conocer.

Desde Corparaucania, durante el primer gobierno de Michelle Bachelet y en el primer gobierno de Sebastián Piñera, se lanzaron iniciativas que buscaban englobar una inversión pública que lograra detonar la inversión privada en la región. Eso en su momento se le llamó "Plan Araucanía" e incluso hubo un proyecto de ley, y durante el segundo gobierno de Bachelet se constituyó una comisión asesora presidencial que reunió a actores de distintos sectores, para realizar una cantidad importante de propuestas para el desarrollo de la región de la Araucanía y para el acuerdo de paz. Esas mismas propuestas fueron recogidas en cierta medida por el plan.

BNamericas: Uno de los aspectos principales del plan es el desarrollo vial de la región ¿Cuál es la situación actual de los caminos en la Araucanía?

Schmidt: La Región de la Araucanía se caracteriza por una distribución territorial de mini-fundo, que es una subdivisión territorial compuesta por pequeños predios que requieren accesos. Esto es distinto a la realidad de las regiones de Los Lagos, Los Ríos y BíoBío, donde la subdivisión territorial se da con poblaciones de mayor tamaño.

La Región de la Araucanía requiere una mayor infraestructura vial para poder dar acceso a los distintos predios de la región. Esa subdivisión territorial hace que la Araucanía sea la región con más caminos en relación a su tamaño dentro de Chile, pero al mismo tiempo es la región con menos caminos pavimentados.

Hay efectivamente un déficit de infraestructura vial relevante, que al mismo tiempo está asociada a la capacidad que tiene la región de poder sacar sus productos a través de una infraestructura vial o llegar a los puertos.

BNamericas: ¿Hay algún proyecto de infraestructura hubiese querido ver en el plan pero que no se mencionó, como un puerto para la región?

Schmidt: La idea de un puerto en la Araucanía, desde un punto de vista estratégico, no aportaría necesariamente al desarrollo de la región. La costa de la Araucanía es relativamente lineal, no tenemos grandes bahías donde se pueda recalar y además tiene poca profundidad. Las regiones del BioBío y Los Ríos tienen condiciones marítimas superiores a las que nosotros podríamos tener.

Es mucho más sensato pensar en la idea de un corredor bioceánico que aproveche las condiciones estratégicas que tiene el Paso Pino Hachado, que está abierto todos los días del año y permitiría la entrada de productos desde Argentina, y eventualmente desde Brasil, Uruguay y Paraguay, para que estos puedan acceder al Pacífico de forma segura, y que eventualmente pueda generarse una suerte de puerto seco, ya sea en Victoria o en el mismo paso fronterizo, de manera que desde ese lugar se pueda distribuir a puertos del BioBío y Los Ríos.

BNamericas: Recientemente se informó que el corredor bioceánico Araucanía Neuquén iba a ser reactivado por el plan ¿Cree que esta idea es factible dada la situación económica actual de Argentina?

Schmidt: Yo creo que lo que está ocurriendo hoy en Argentina es efectivamente una oportunidad para nuestra región porque hoy Argentina requiere realizar inversiones que permitan extraer los recursos naturales que ellos tienen de manera de dinamizar la economía.

El proyecto Vaca Muerta, por ejemplo, es una tremenda reserva de petróleo e hidrocarburos en general que hoy están a la espera de poder ser extraídos. En su momento fueron explotados pero con tecnología muy anticuada, y el proyecto actual debiese generar una producción bastante importante de hidrocarburos que tienen como destino no necesariamente Argentina, sino que también las economías del Asia Pacífico.

Esto podría darse eventualmente a través de un corredor vial como el que tenemos hoy, pero también sería interesante, y es algo que no está necesariamente en el Plan Impulso Araucanía y que podría ser un proyecto a estudiar, es un corredor ferroviario. Esto sería un proyecto mucho más ambicioso, pero también mucho más relevante a nivel estratégico que además tendría un menor impacto ambiental en una zona de gran potencial turístico, un ámbito que también se quiere desarrollar en la Araucanía y es uno de los pilares estratégicos del plan

BNamericas: ¿Cómo podría el plan ayudar a solucionar el conflicto en la región?

Schmidt: El conflicto en la Araucanía ha sido gatillado por distintos factores, ya sea de reconocimiento a los pueblos indígenas y la deuda histórica que se tiene con estos, pero también hay un caldo de cultivo muy importante en la región que tiene que ver con las condiciones de pobreza en las cuales una parte importante de la población rural vive actualmente.

El PIB per cápita en la Araucanía actualmente es levemente por sobre US$9.000 por persona, mientras que a nivel nacional está cerca de US$25.000. Hay un retraso de 25 años en la región que demuestra una necesidad de combatir los índices de pobreza rural que tenemos.

La posibilidad de dar agua potable en zonas rurales, la posibilidad de dar mejores condiciones de acceso y facilitar el desplazamiento de las personas y los productos hacia sus puntos de distribución y de venta son condiciones que claramente vienen a mejorar la economía local y por lo tanto impactan en la realidad regional.