NUEVO REPORTE - Geotermia: ¿Latinoamérica alcanza la mayoría de edad?

En marzo de 2017, la italiana Enel Green Power y la petrolera estatal chilena, Enap, pusieron en marcha la primera unidad generadora de la central eléctrica Cerro Pabellón, ubicada 100km al norte de la ciudad minera de Calama. El hecho marcó la entrada en operaciones de la primera estación geotérmica de Sudamérica. Tres meses después se sumaría una segunda unidad para elevar la capacidad instalada de Cerro Pabellón a 48MW.

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El desarrollo de Cerro Pabellón ha coincidido con una segunda ola de interés en la explotación geotérmica latinoamericana. La primera se vivió en las décadas de 1970 y 1980, pero se concentró en México y Centroamérica, donde el sector público construyó plantas de generación. La primera estación geotérmica de América Latina, Cerro Prieto, comenzó a operar en el estado mexicano de Baja California en 1973 bajo la dirección de la eléctrica estatal CFE.

En los años siguientes se construyeron plantas en El Salvador, Honduras, Guatemala, Nicaragua y Costa Rica. Sin embargo, el impulso se disipó en la década de 1990 cuando se pusieron de moda los proyectos hidroeléctricos y comenzaron a dominar la región.

Casi medio siglo después, la geotermia ha resurgido en el panorama energético regional. Esta vez llega a Sudamérica, en gran medida por la necesidad de instalar potencia de carga básica y darle estabilidad al parque generador en medio de una rápida expansión de las energías renovables intermitentes.