¿Qué implica el voto "No" en Colombia?

La votación de Colombia contra el acuerdo de paz con los rebeldes de las FARC genera decepción y repercute negativamente en la región.

Varias son las razones que permiten explicar la votación. Entre ellas figuran la popularidad cada vez menor del presidente Juan Manuel Santos, una economía golpeada por los bajos precios del petróleo y las duras críticas del expresidente Álvaro Uribe sobre los términos del pacto. Pero la más importante es la profunda desconfianza que generan las FARC al interior de Colombia y el malestar que provoca la idea de que sus 6.000 combatientes reciban amnistía y la posibilidad de ocupar un lugar en el Congreso.

La votación fue justa por donde se le mire, aunque solo el 37% de las personas habilitadas para sufragar lo haya hecho. Puede que esto sugiera que hubo complacencia de parte de quienes se mostraban a favor del acuerdo y que pensaran que se trataba de un hecho consumado. Las encuestas en los días previos a la votación arrojaban un aplastante triunfo de la opción "Sí".

Varios desde fuera del país asumieron que la paz ya se había alcanzado y curiosamente el acuerdo se firmó incluso antes del plebiscito, como parte de una gran ceremonia a la que asistieron numerosos jefes de Estado.

Y es justamente esto lo que vuelve tan decepcionante la decisión. América Latina se unió —tanto gobiernos de izquierda como de centro y de derecha— para conmemorar el histórico anuncio la semana pasada en Cartagena. Los presidentes de Chile, Michelle Bachelet; Perú, Pedro Pablo Kuczynski; y Argentina, Mauricio Macri, junto con el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, se sumaron prácticamente a todos los demás jefes de Estado de la región para celebrar. El acuerdo contaba incluso con la bendición del papa.

Estábamos siendo testigos del fin de la guerra más prolongada de la región, una de las más extensas del mundo, y del símbolo de la reconciliación, el perdón y la unión para pensar en el futuro, pero luego llegó la votación y ahora lo único que hay son dudas.

El peso cayó tras la noticia, mientras que Moody's señaló que el perfil crediticio de Colombia podría verse afectado y el mandato de Santos sin duda resultó debilitado.

"Estamos aquí analizando con calma los resultados para continuar, porque esto no significa que se ha perdido la batalla por la paz", dijo desde La Habana el líder de las FARC, Timoleón Jiménez, también conocido como Timochenko.

La victoria fue tan estrecha —con un margen de 63.000 votos de un total de 13 millones— que claramente el deseo de un nuevo acuerdo será cada vez más fuerte. Pero, como dijo mi compañero David Roberts en una columna la semana pasada, "el compromiso es una triste realidad cuando se negocia un acuerdo de paz" y nadie estará 100% contento con el tratado.

Cuando niño viví en Sri Lanka durante su guerra civil. Mi padre dirigía un instituto de gestión del agua y en 1989 tuvimos que mudarnos de Kandy hasta un lugar más seguro como la capital, Colombo, producto de la violencia. El conflicto, que se inició en 1983, terminó en 2009 por la fuerza militar y miles de ciudadanos perdieron la vida en la última embestida. Es difícil alcanzar acuerdos de paz, pero lo que ocurrió en Sri Lanka debe evitarse a toda costa.