El Cono Sur fomenta estrategias de desarrollo de hidrógeno

En los países del Cono Sur están surgiendo estrategias cada vez más diversas para el desarrollo del hidrógeno con el fin de fortalecer su papel en la industria de almacenamiento de energía.

Si bien el año pasado solo los expertos discutían la tecnología como una opción para un futuro lejano, este año el hidrógeno ya ha captado la atención de responsables políticos.

En Chile, el presidente Sebastián Piñera expresó el año pasado interés en la tecnología, que según él podría ayudar a la industria minera a disminuir sus emisiones.

Las autoridades ya están elaborando una estrategia nacional de desarrollo del hidrógeno verde, que entró en consulta pública. Chile también fijó ambiciosos objetivos de hidrógeno en una actualización de su contribución determinada a nivel nacional como parte del Acuerdo de París.

El plan contempla metas para lograr el uso de hidrógeno en el 71% del transporte de carga, en el 12% del transporte industrial y minero, en el 7% del consumo residencial de energía y en el 2% del consumo bruto de energía en el sector industrial para 2050. Según el gobierno, el hidrógeno sería competitivo en costos a nivel local para 2030, lo que destrabaría el potencial del combustible.

La petrolera estatal chilena, Enap, forma parte de un consejo nacional asesor sobre el temay podría participar en este sector. Como lo demuestran diversas conferencias y presentaciones recientes, está aumentando el interés de los inversores en el país, especialmente de compañías alemanas con posiciones consolidadas en el mercado internacional del hidrógeno.

Un aspecto crucial para atraer inversión al sector del hidrógeno verde es el acceso a energía renovable asequible, estabilidad regulatoria e incentivos gubernamentales sólidos. Si bien se percibe que Chile tiene los dos primeros elementos y los ojos están puestos en el tercero, Uruguay podría tener los tres factores antes.

En abril, el ministerio de energía, la petrolera estatal Ancap y la empresa de servicios básicos UTE dieron a conocer el proyecto Verne, destinado a equipar una flota local de camiones con celdas de combustible de hidrógeno. Según los planes, se fabricarían 10 camiones piloto para probar la capacidad nacional de producción y transporte de hidrógeno. Los productores que trabajen bajo el piloto tendrán acceso a energía más barata que permitirá que la tecnología tenga un precio cercano al diésel, su principal competidor.

El segundo semestre partirá una licitación por el plan para atraer empresas de transporte y producción de hidrógeno. Las autoridades han buscado atraer inversores de países como Argentina, Alemania, China, Costa Rica y Estados Unidos. Ancap espera que el primer grupo de camiones piloto esté operativo en 2022.

Paraguay también se ha unido al grupo de interesados en el hidrógeno al prometer una hoja de ruta con la ayuda del BID. La estrategia determinará el uso del combustible para el transporte de carga y pasajeros de larga distancia, como informó BNamericas anteriormente. Entre las acciones planificadas figura el diseño de una planta piloto de producción de hidrógeno.

Y en Argentina, la amplia capacidad de producción industrial del país y sus actuales capacidades de producción de hidrógeno (aunque no son de la variedad verde) han llevado a la petrolera estatal YPF a formar un consorcio con otros actores privados interesados en la tecnología.

El consorcio se encargaría de llevar a cabo pruebas y experimentos destinados a reducir los costos y aumentar la eficiencia, allanando el camino para implementar la tecnología. El plan apuntaría a mitigar la mayor desventaja del hidrógeno: sus costos de producción exceden los de tecnologías competidoras como el diésel.

Actualmente YPF produce hidrógeno "gris" y "azul" (a gas natural y mediante procedimientos no renovables pero bajos en carbono, respectivamente), los que consume in situ como parte de sus operaciones de hidrocarburos y constituyen el 36% de la producción total de Argentina.

En cambio, el del tipo verde se produce separando el componente de hidrógeno de la molécula de agua aplicando electricidad renovable, por lo que es un proceso libre de carbono en un 100%. La alta densidad energética del hidrógeno podría allanar el camino para la descarbonización de ciertos vehículos y actividades que no son adecuados para el almacenamiento de baterías: vehículos pesados, aviones o cualquier actividad que necesite una gran autonomía y que no pueda ahorrar el peso y espacio que requieren las baterías.

El costo de la energía representa cerca del 70% del costo final del hidrógeno, según Rodrigo Vásquez, asesor del programa de energías renovables y eficiencia energética de la agencia alemana de cooperación internacional GIZ. Esto significa que los países con acceso a energías renovables baratas convencionales o no convencionales tienen una ventaja en la producción de hidrógeno.

Mientras Chile accede a recursos solares de clase mundial, Argentina y Uruguay cuentan con algunos de los mejores recursos eólicos del mundo y Paraguay tiene una red robusta de grandes represas hidroeléctricas que aprovechan las fuertes lluvias para producir energía a bajo costo.

Algunos de los mayores productores de hidrógeno verde del mundo son Japón, Alemania, Francia, Noruega, Corea del Sur y EE.UU (específicamente California).

El hidrógeno es considerado crucial para la transición energética de los vehículos pesados como los utilizados en la industria minera. Los países con grandes operaciones mineras y compromisos de energía verde, como Chile, están interesados en el hidrógeno, ya que permite reducir las emisiones en esa industria.

Fuera del Cono Sur, la unidad de planificación minera y energética de Colombia, UPME, anunció el mes pasado que planea lanzar un llamado para estudiar la producción de hidrógeno como parte de una investigación sobre el potencial de las tecnologías de almacenamiento de energía.