¿Puede el Gobierno mexicano retroceder el tiempo en el sector energético?

México está intentando dar marcha atrás para volver a un sector energético altamente centralizado, ya que el gobierno pretende tomar medidas radicales contra reguladores independientes y mejorar el estatus de las empresas estatales.

De acuerdo con varios exreguladores y observadores de la industria, el hecho de que el gobierno haya dispuesto poner fin de manera total o parcial a la independencia de ciertos organismos reguladores, incluido el de energía CRE, es una señal del último intento de retroceder a un momento en que la energética estatal CFE y la petrolera pública Pemex eran los únicos actores del país y ejercían una gran influencia política.

“Hoy es prácticamente el apocalipsis decir que Pemex o CFE son empresas. Citando [al director general de CFE] Manuel Bartlett, son un bien social”, dijo Gonzalo Monroy, consultor y ex director general adjunto de planeación de la Secretaría de Energía (Sener), durante un webinar organizado por Oil & Gas Magazine. “Su búsqueda no es el valor, no es tener ganancias: es tener presencia y, a través de la presencia, el control político”.

Este cambio en la forma en que el gobierno entiende a las dos empresas estatales ayudaría a explicar la razón del plan de gobierno, ya que, para el presidente Andrés Manuel López Obrador, los reguladores independientes son un obstáculo innecesario que dificulta que ambas firmas cumplan con su misión de servir al pueblo mexicano.

La idea no es nueva para México. A partir de 1929, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ocupó el poder durante 70 años hasta 2000, y CFE y Pemex fueron indistinguibles del Estado durante la mayor parte de ese período. La lucha para establecer reguladores independientes en áreas como finanzas, política monetaria y derechos humanos, además de energía, fue larga y complicada, concordó el panel.

“Cuando no había órganos reguladores ni observadores independientes de la toma de decisiones, ya vimos lo que pasó. Cuando nos tocó la época de ciertas administraciones que eran ininterrumpidas y que había un solo proyecto de un partido político, todos vimos lo que pasó. Yo recuerdo cuando la inflación estaba descontrolada, el tipo de cambio tenía variaciones muy fuertes, los precios se determinaban desde una oficina gubernamental”, dijo Israel Hurtado, fundador de la Asociación Mexicana del Hidrógeno (AMH) y excomisionado de CRE.

El presidente López Obrador recuerda con cariño una época (la década de 1970) cuando su estado natal de Tabasco prosperó gracias a la actividad petrolera dirigida por Pemex. En ese entonces no había reguladores independientes y la administración del sector energético estaba en manos de la Sener en conjunto con las empresas estatales. CFE, por ejemplo, era la única empresa de generación, transmisión y distribución eléctrica del país y también ejercía funciones de control de la red.

Sin embargo, según Montserrat Ramiro, excomisionada de CRE y experta en regulaciones económicas de la OCDE, la idea de que incluso sea posible remontarse a esa época no es realista.

“Podrían llegar a tener los votos, pero la realidad es lo que es. Vivimos en un país que está en un contexto global en donde México no se puede abstraer de lo que ocurre en otros lugares. El pretender que los consumidores no quieran variedad, que vayan a aceptar que haya un solo proveedor de los servicios más importantes para la vida actual, es no entender el mundo, me parece”, indicó la experta.

Sin embargo, se está dañando de manera prolongada la certeza jurídica y la estabilidad regulatoria, agregó, ya que las prioridades cambian desde la visión a largo plazo del experto hacia las prioridades a corto plazo del político.

“Los reguladores tienen como único objetivo, al no ser entes político, de ver el largo plazo de los mercados y su funcionamiento con el objetivo de tener reglas parejas y proteger a los consumidores”, indicó Ramiro. “Cuando tú privilegias el corto plazo del largo plazo, lo que en realidad estás haciendo es desproteger a los consumidores.”